lunes, 1 de febrero de 2010

BORRA TODO DESDE LÁPIZ HASTA BOLI... PERO NO PUEDE CON TUS RECUERDOS.





Son esas pequeñas cosas, todavía vigentes desde luego, pero que con el paso de los años y el cambio de hábitos resultan cada vez más entrañables. No hace falta comentar que cada vez se escribe menos con lapicero, y que las impresoras con sus procesadores de textos ofrecen decenas de posibilidades de corrección y edición facilitándonos enormemente la escritura habitual.

Por eso las imprescindibles en tiempos de E.G.B gomas de borrar, y en concreto las de marca MILAN, forman parte de los recuerdos de una generación que creció entre estuches llenos de ceras, pinturas Alpino y sacapuntas de todo tipo. Pero para los no avezados en estas lides de las gomas porque ya han crecido con el tipex en todos sus formatos, las gomas de borrar tenían sus clases y categorías; Así un descubrimiento para los chavales, casi una innovación I+D; fue la aparición de la goma de dos partes (una blanca y otra azúl) que tenía el propósito original de servir para lápiz una parte y la otra para boli. Después de usar la segunda; un borrón, y posiblemente un agujero en el papel, indicaba que los de MILAN debían seguir investigando en hacer desparecer la parte correspondiente a la tinta.

Son fantásticos recuerdos de leyendas escolares que decían (no recuerdo bien si era con la tiza o con la goma, por lo que pido comentario) que comiéndote un trozo de estos cuadrados de caucho, podía subirte la fiebre y lograr un par de días de novillos justificados. También de gomas que se acercaban a la lengua húmeda porque así lograban incrementar su efecto ante el boli, y de porciones que se partían para poder asistir a un compañero que se había quedado sin ella.

En definitiva, pequeñas cosas de nuestra feliz y sencillisima infancia, capaces de borrar cualquier cosa... pero que nunca dejarán nuestros recuerdos como borrosos borrones imperceptibles en nuestra mente. ¡Así sea!



Precisamente el otro día estuvieron a punto de "borrarnos" del mapa a nuestro querido puente San Pablo. Curioso algunos textos desarrollando la noticia que decían; -El conductor, ante el temor a ser aplastado por el camión, decidió tirarse al agua y salir del Arlanzón nadando-.

Y era curioso porque, mira que nosotros ochenteros hemos visto cosas extrañas..., ¡pero todavía el Arlanzón navegable...!

*Gracias Josema

En BURGOSPEDIA -Programa Carnaval en burgos 2010-

En BURGOSPEDIA -Bases elección cartel fiestas San Pedro 2010-

5 comentarios:

balint dijo...

Qué agujeros se hacían en las hojas intentando borrar bolígrafo (quien hubiera pillado el Tippex), no sé si era peor el remedio o la enfermedad. También en aquella época era imprescindible el papel de calco, si querías hacer varias copias de tu trabajo (el Archivo-Imprimir-Nº de copias de aquella época). Luego vinieron los bolis que se borraban.
Lo de la leyenda urbana que cuentas yo no me acuerdo de ella.

Marcos City dijo...

Pero como no iba a romper el papel si era áspera como un estropajo en su parte azul, la del boli precisamente. Qué bueno¡¡¡

Ayla dijo...

El que tenía la goma que borra boli, era el amo, las otras costaban 10 ptas y gastábamos muchas, casi siempre por eso de la solidaridad que cuentas.
En cuanto a lo de la fiebre era con tiza, pero yo nunca me atreví a probarlo, je je

Anónimo dijo...

.....y las gomas de nata!!!!!!!
Ummmm.

Anónimo dijo...

Borraba la tinta de los bolis Replay y con algun restregon. Yo tampoco me atrevi nunca pero recuerdo que era con tiza :-)