Para los que en los 80, en los 90, y en la eternidad venidera; hemos tenido menos encuentros sexuales furtivos que un protozoo y una ameba; sólo significaba un lugar por el que pasar haciendo footing con nuestro ochentero chándal azul con rayas. Pero sin embargo en Burgos, para una pléyade de parejas ocasionales, novios, gente que se acababa de conocer y otros que llevaban allí la monotonía de sus encuentros todos los fines de semana; La Glorieta sita en el Paseo de la Quinta y que por su frontal daba entrada al extinto Quinta Avenida, era un lugar fijo para todos sus apasionados encuentros nocturnos.
Y lo era precisamente por éso... porque amparados en la secreta oscuridad, y en la seguridad que daba la enorme concentración de Golf GTI, Renault 11, Seat Ibiza, Ford Fiesta L, etc, etc, se constituía en un lugar paradigmático para el amor lejos de miradas extrañas y de inesperados voyeurs de ventanilla.
A mi me lo han contado, pero dicen que hasta la policía municipal hacía rondas para ver que todo estaba en orden detrás de los empañados cristales, y que, un poco más allá, el Monín sonreía tranquilo y ufano porque de todos los que por allí pasaban él era el más erguido, el más erecto, al que nadie conseguía imitar ni en tamaño ni en potencia... ¡Maravillosas cosas de la naturaleza Burgalesa de los 80! ...Y mientras, otros, junto a su tronco haciendo footing... ¡Qué mal repartido está el mundo!.
Y una formidable y apropiadisima canción de los burgaleses -La Parte-
4 comentarios:
Y supongo que cuando abrieron el Quinta Avenida se acabó la diversión!
Ja, ja, ja...acabo de pillar lo del Monín (estoy un poco espesa esta mañana).
Me ha gustado lo de "extinto Quinta Avenida". Porque no es lo mismo "extinto" que "extinguido". jejeje
Por lo menos tenías un tronco
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