Hoy su nombre identifica a un conjunto de naves donde antes estaba su ubicación empresarial. Pero en los 80 hablar de GROMBER era hablar de una firma de muebles de cocina con predominio absoluto en el mercado burgalés. No sólo eso. Hablar de Gromber era identificarlo de inmediato con su equipo de baloncesto, rival absoluto en lo deportivo del Club Baloncesto Tizona. Por eso encontrase después de su quiebra como empresa, estos restos en la barriada Inmaculada de un pasado boyante, pero eso si, encerrados en su carcel de óxido y degradación, símbolo quizás del paso del tiempo y el olvido...; resulta cuando menos emotivo. Gracias por los recursos que le dedicaste al baloncesto. Gracias porque en una ciudad donde los patrocinios deportivos son tan escasos como los días de calor, Gromber siempre estuvo ahí.En la foto equipo del GROMBER con un jovencísimo Raúl Urbina (creador de Verba Volant), tercero por la izquierda fila inferior.
5 comentarios:
El Gromber fue un club fantástico. Desde dentro y desde fuera. Más que la calidad que tuvo como equipo, que era indiscutible, yo destaco siempre lo a gusto que nos sentíamos los que tuvimos la suerte de participar (en mi caso, muy modestamente) de este gran conjunto. Os doy las gracias por enseñarme en mis años mozos. ¡Cuánto hemos cambiado! Un abrazo, y que la cámara se recupere pronto.
Que se arregle la cámara pronto, porque si no, dentro de poco, vamos a tener monooooo.
Raúl, todos hemos cambiado.
El tiempo ha sido demoledor para aquellos patrocinadores de pequeños clubs deportivos a los que conviene recordar con homenajes como éste, porque durante demasiados años las cifras económicas del deporte han estado hinchadas por encima de lo razonable y los patrocinadores tenían otros intereses más allá de la mera publicidad por apoyar el deporte.
¡Suerte con la cámara!
eyyyyyyyy, 90era, estás ahíiiiiii. Bienvenida a casa.
Gromber también patrocinó al equipo local de natación.
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