Hoy estaremos casi todos pegados al televisor. La final de
-Copa de Europa- (Lo de Champions es un invento anti-ochentero) entre el
Barca y el
Manchester nos ofrece un lujazo de partido que esperemos que ganen los
ESPAÑOLES (como aparezca
la pancarta de marras para visión de toda Europa por mi pueden venir con una copa de sidra "El Gaitero" como mucho). El
Barcelona ha hecho bien las cosas: Trabajo con la cantera en La Masía y fichajes bien hechos. Si algo se le ha achacado siempre al fútbol de élite burgalés es no haber cuidado la cantera y, sin embargo, en campos como
Pallafría, que como su propio nombre indica son instalaciones deportivas que se prestan a jugar partidos casi sobre hielo, todos los fines de semana se reunen muchisimos niños y no tan niños a disfrutar de la práctica del deporte rey.
David, uno de los habituales de
Blogochentaburgos era uno de ellos desde los 90 y hoy, día en que en Roma se decide una memorable final, ha decidido compartirlo con nosotros.
David dijo: Los campos de fútbol de
Pallafría han evolucionado bastante en los últimos años, de hecho creo que ahora los campos exteriores son de hierba artificial y que en la parte de dentro hay varios campos de fútbol-7. Pero hace
20 años la cosa era muy distinta. De los 7 campos de los que contaba el recinto recuerdo que los tres campos exteriores eran los peores, el nº 4 era el único que tenía nombre
“Luis Pérez Arribas” y el
nº 7 era más pequeño que el resto.
En
Septiembre al empezar la liga tenían un aspecto impresionante, pero en Navidades ya eran un patatal, sobretodo los exteriores, ni que decir tiene que si te tocaba jugar en el último turno el campo ya estaba horroroso.
Los cuatro campos interiores estaban mejor conservados, y en él jugaban los equipos de categorías superiores (Nacional y Regional). Había dos cuidadores de las instalaciones a los que tenías que pedir la llave de los vestuarios. Los vestuarios eran simples y a última hora ya no había agua caliente para todos.
Los sábados por la mañana eso era un hervidero de gente, siete campos y dos turnos, a las 10 y a las 12. También había partidos los sábados por la tarde, a las 4, y tenías que comer pronto para que no te diera un corte de digestión. Si ya estabas en juvenil jugabas los domingos. Desde infantil he jugado en campos grandes, porque lo del fútbol-7 es algo que se inventaron después. Los campos se te hacían enormes y el balón era súper duro (o a mí eso me parecía), además no se solía jugar con el mismo balón siempre, el balón lo ponía el equipo que teóricamente jugaba en casa y si te tocaba un
Mikasa estabas apañado, nada que ver con los balones
Adidas, el
Etrusco hizo que muchas más gente metiera la cabeza cuando sacaba el portero.
Después de partido te quedabas viendo jugar al resto de la gente e incluso conocías a muchos chicos por el nombre de pila y de apellido el equipo en el que jugaba. Y si se juntaban algunos padres que habían ido al partido nos invitaban a algún refresco en la cafetería del
Buenos Aires.
Los accesos a los campos creo que no han evolucionado mucho y sigue estando una mini carretera por la que apenas pasan dos coches. Antes no había un aparcamiento fuera y la gente dejaba los coches en cualquier lugar.
Otro campo mítico era el campo de
Cótar, que estaba un poco más delante de los campos de
Pallafría, pero allí sólo se jugaban amistosos y pachangas.
* A pesar de que Burgos no se haya caracterizado nunca por el mimo hacia la cantera, gracias a al recorte de prensa que nos envía Pilar Hernández Lara podemos ver uno de los mejores equipos juveniles del Real Burgos, entre algunos jugadores: Un jovencisimos Edu, junto a él Castresana con banderín y al final de la fila inferior a la derecha un excelente jugador de Villarcayo llamado Pedro. Segundo por la izquierda fila superior Félix Merino compañero de instituto de la propia Pilar.