Muchos quizá no se acuerden de él, pero a los buenos aficionados de toda la vida, y a los que guardamos orgullosos el carné de socio del Real Burgos, no se nos olvidará un virtuoso jugador de centro de campo llamado: José Benito Blanco Vila.
Corría la temporada 87-88 con el equipo en Segunda División, cuando un recién llegado a la dirección técnica Sergio Kresic, daba su aprobación casi al final de la pretemporada al fichaje de un jugador proveniente de varios equipos levantinos llamado futbolísticamente -Blanco Vila-. Si bien el fichaje pasó inicialmente desapercibido para los aficionados, en cuanto el menudo jugador tuvo oportunidad de tocar el balón se ganó de inmediato a la escasa afición burgalesa.
Blanco Vila era un portento técnico que repartía juego y se deshacía de contrarios de forma absolutamente magistral, ahora bien, su escaso rendimiento defensivo hacia que pocas veces fuera titular indiscutible. Quizá muchos de los burgaleses de la imagen inferior (era evidente que en los 80 no se habían puesto de moda las gafas de pasta) ante un partido anodino o incluso con el marcador desfavorable, deplegaran su bufanda con pasión de aficionado y emitieran de sus frías gargantas, entre palmadas, un grito unánime de justa petición al entrenador:
-Blancoooooooo Vilaaaaaaa-
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2 comentarios:
No permitiré yo que se quede una entrada sin comentar.
También pudimos ver el paso fugaz de otros jugadores demasiado exquisitos para el -siempre irregular- césped de El Plantío. Llabrés y Chinea, por decir los dos primeros que me vienen a la cabeza.
Siempre tan certero llenando de calidad espacios vacios, como el regate imposible de LLabrés (tendrá su espacio) como la jugada magistral de Chinea.
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