domingo, 25 de mayo de 2008

EL CLUB DE ESGRIMA: SOY METÁLICO EN EL JARDÍN BOTÁNICO.



Durante los 80, y también parte de los 90, las peñas y sociedades recreativas constituyeron una opción más dentro del ocio nocturno burgalés (sobre todo a primeras horas). Ese era el caso del CLUB DE ESGRIMA ubicado en la calle San Gil. Con un concepto de bebida barata, a esta sede deportiva y cultural se entraba por un jardín que te conducia a unas escaleras por las que accedías al primer piso. Allí, su amplio espacio e innumerables mesas, facilitaban la juerga entre quinitos y tertulias. Especializados en servir mistelas, moscatel, y su celebrada Chinchivina; una mezcla explosiva de moscatel y anís que hacía, ingerida en abundancia, que muchos visitaran su jardín para tenderse un ratito al fresco. Hoy el CLUB de ESGRIMA está cerrado al público pero, como si fuera una novela de Pérez Reverte, de vez en cuando, en las noches de luna llena, se oyen duelos de espadachines entre algarabía y la oscuridad del jardín, algunos cuentan que los caballeros de metal se baten en duelo con la espada en una mano…, y un moscatel, por si fuera el último, en la otra…

9 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Chinchivina! Estas cosas se quedan grabadas en el paladar.

Anónimo dijo...

El club de esgrima...
Aquélla tarima crujiente sustentaba mesas y sillas que, por su tamaño, parecían robadas de un colegio. Grandes puntillos.
Por el estrecho mostrador pasaban litros y litros a muy buen precio.
Una curiosidad: En las viejas escaleras alguien dejó inscrito "¡viva el celemín!"
Otra curiosidad: En aquel billar desnivelado conocí a mi pareja con la cual me casé y con la que tengo un niño.

Anónimo dijo...

Felicidades por ello ANONIMO, cumples una de las premisas de las que hablábamos en la presentación de Blogochenta. Gracias por tu comentario

Pilar_Cordoba dijo...

Aquí en Córdoba también había un sitio parecido. No porque fuese un club de esgrima sino porque servían bebida barata y a más de uno se le subía a la cabeza. Calanda se llamaba el sitio. Hoy día está cerrado porque el dueño se jubiló pero aún recuerdo el sabor de sus famosos "submarinos" que no eran otra cosa que un litro de cerveza en jarra y dentro le ponian un chupito de menta.
Y se subía a la cabeza.... que no veas.
Saludos.

Anónimo dijo...

Vaya mi recuerdo para otra peña situada no muy lejos del Club de Esgrima, la Peña Taurina, en cuyo bar dejé mis horas juveniles bebiendo un fabuloso brebaje al que mi pandilla bautizamos como "agua de fregona"...

Anónimo dijo...

Yo la verdad que no frecuenté mucho el club de esgrima, aunque sí que me acuerdo que daba un poco yuyu porque parecía que se iba a caer. Íbamos también más al bar de abajo, a la peña taurina, con tubos y cachis de azul y rojo. Más sociedades a las que íbamos eran la cicloturista, que estaba en la Llana de afuera encima de la Gárgola. Y por último también echamos muchos kinitos en el Montepío de Conductores, en la calle de la Paloma.

Teresa dijo...

Caramba, este que vendía moscatel barato se nos despintó totalmente.
Me lo apunto para la próxima reencarnación.

Anónimo dijo...

Joer!! La Academia de Conductores Montepío, ¡¡que tiempos!! Litronas de cerveza como que no costaran y esas empinadas escaleras que era un incordio subirlas y un reto bajarlas.
Yo también fuí más a la Peña Taurina (seguramente me crucé con Balint miles de veces)

Anónimo dijo...

Nice blog. Thats all.