jueves, 27 de enero de 2011

UN SÁBADO... DE NUEVO EN LA FINCA.

Será este Sábado en el Hangar, cuando a las 23:30 vuelva a realizarse una fiesta recuerdo y homenaje a una extinta discoteca burgalesa . Si la de Armstrong fue un absoluto éxito de organización y participación, será esta vez la gente más cercana a la discoteca 'La Finca' los que organicen esta velada en la que, por supuesto, estaremos para contároslo todo después.

En la edición de Diario de Burgos del miércoles, y firmado por una ilustre ochentera como es la periodista Ángélica González, apareció impreso un reportaje sobre lo que fueron los inicios de La Finca como discoteca en Burgos. Para los que no pudisteis leerlo originalmente, y como testimonio previo a lo que será la fiesta de mañana, os dejo con el reportaje sobre la sala que se ubicaba junto al paseo de la Isla.


ANGÉLICA GONZÁLEZ/ BURGOS

LA DISCOTECA DE LA GENTE BIEN

La nostalgia está de moda. Tras el éxito de la velada en recuerdo a la sala de fiestas Armstrong en el Hangar, este sábado se rescata del olvido a La Finca, el primer after que tuvo Burgos y el local donde jamás entró un ser humano con calcetines blancos.

Ovidio Campo es ahora concejal de Castrojeriz y vive una vida ligada al Camino de Santiago y a la espiritualidad que de esta ruta emana, pero a principios de los 80 era un joven relaciones públicas que importó a Burgos lo más moderno y selecto que en materia de diversión nocturna se paseaba por la capital de España. Lo hizo de la mano del empresario Ricardo Garilleti, que en 1983 abrió la discoteca La Finca (en la calle Lavadores, junto al Paseo de Los Cubos), que pasaría a la historia como el primer after que tuvo esta ciudad y el local donde se reunía la, digamos, buena sociedad.

El propio Campo no duda en catalogar de «gente bien» a la parroquia que durante muchas noches movió el esqueleto -como se decía entonces- en aquel caserón de piedra a ritmo de discos importados. Los nocturnos llegaban impecablemente vestidos ya que, de lo contrario, veían caer sobre ellos un rígido derecho de admisión que repelía cualquier desviación en materia de estilo. Nada de calcetines blancos, de deportivas o de chandal. Y así, más bonitos que un San Luis, los burgaleses de alta cuna disfrutaban de largas noches tanto en el interior de la discoteca, decorada por Félix Marañón, como en el umbroso jardín que más tarde, en una época distinta, le daría nombre a todo el conjunto.

Ovidio era «el alma de todas las fiestas», según le define Garilleti, y constantemente estaba pensando en cómo divertir a la afición. Las imágenes que ilustran estas páginas dan fe de cómo se lo pasaban los habituales de La Finca que al final resultaron ser como «una gran familia» en la que imperaba «el buen rollo». Abundaban, además de las sesiones de baile de tarde y noche, las fiestas de disfraces y las entregas de premios. Todo el que era ‘alguien’ debía dejarse ver por La Finca.

«AUTÉNTICO REFERENTE». «La discoteca fue un auténtico referente de música, de ambiente y de marcha pero no solo para Burgos; venía mucha gente de ciudades vecinas como Vitoria, Palencia o Logroño», recuerda Garilleti. Tenía a su favor una ubicación perfecta, alejada de vecinos que pudieran quejarse por los ruidos aunque a algunos les costara acercarse por estar «lejos del centro».

La Finca estuvo abierta durante 15 años consecutivos aunque no siempre tuvo la misma dirección. Ahora, un grupo de nostálgicos va a hacerle un homenaje este sábado, día 29, en El Hangar. Los promotores son un grupo de clientes habituales aunque no de la primera época (de la que son todas las fotografías que acompañan a este texto) sino de los años 90 cuando se aligeró un poco la etiqueta y el establecimiento perdió el calificativo de ‘discoteca de pijos’ que le acompañó desde su nacimiento, aunque están invitados todos los que por allí pasaron en algún momento, disfrutaron en sus pistas y se perdieron por el jardín con un primer amor.

La cita de la ‘Fiesta remember 80’-90’ -que tal es el nombre que le han puesto- es a partir de las 23,30 horas. El director artístico de El Hangar, Pinky, será el encargado de pinchar los éxitos musicales de los años 80 y dejará los de los 90 para DJ Muro& DJ Roberto Urquijo. El montaje visual con el que se deleiterá al personal correrá a cargo de Karl. La entrada con consumición cuesta 10 euros.



4 comentarios:

Unknown dijo...

No sé qué fue más patético si el clasismo estúpido de los 80 o la anormalidad hecha norma de los 90.Hay cosas que debieran simplemente quedar en el recuerdo.Sin más.

Pilar dijo...

Una anecdota, las monjas de la cercana residencia de estudiantes del Sagrado Corazón, recomendaban acudir a esa discoteca y a ninguna otra. También desaconsejaba pisar Las Llanas, aunque por suerte no se les hacía mucho caso en este último consejo.

Lolailo dijo...

¿Por qué has cortado el artículo? si estaba muy bien. ¡Como eres!

asw dijo...

"El primer after de Burgos"... y el último. Porque hay que ver lo rancia que es la actual noche popera-pachanguera del siglo XXI en Burgos.