La Farola, al comienzo de la Llana de Afuera, fue en los 80 y 90 uno de los bares más singulares del panorama nocturno burgalés. Singular porque su definición pasaba por lo más "agitanado" del espectro musical. A los que rara vez entrábamos, nos llamaba la atención los ritmos más "Calorros" que arrojaba su puerta. Una panoplia de camisas blancas, collares, y esclavas en las muñecas, eran los aditamentos adecuados para encontrarse integrado entre sus clientes que, neutrales como somos en Blogochenta, y por mantenerse hasta su cierre casi dos décadas, tenían que tener aquí su espacio.
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5 comentarios:
Confesémoslo todos, aunque nos diera vergüenza y nos dejáramos cortar un brazo antes de decirlo: nos gustaba esa música, y la cantábamos hasta sin darnos cuenta.
Yo me autoexcluyo de la confesión comunitaria que propone Pedro acequia.
Pero sí me gustaría decir que en este país la expresión música independiente se utiliza con muy poca propiedad.
La verdadera independencia es triunfar a pesar de todo. A través de medios marquetinianos ancestrales como el boca a boca, la cinta promiscua que pasaba de aparato reproductor en aparato reproductor, la distribución en mercadillos...
Indies, indies fueron Camela, no Sr. Chinarro.
Por cierto, felicidades por alcanzar la visita 10.000 al blog
Gracias Balint. Entre otras cosas , gente como tú que mandais excelentes textos ... teneis buena culpa. un saludo
Entrar a La Farola con 14 años era una prueba de valor ;-)
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