Suena la bocina en Campofrío. Aquella vieja fábrica que se instaló un día en unos descampados de Capiscól, arremolina en su puerta a decenas de obreros con bocadillos envueltos en aceitosos y mugrientos papeles de periódico. En cada casa, en cada portal de Gamonal, es raro no encontrar a alguien que trabaje en Campofrío.
Por la tarde sus hijos acuden a "La Fundación", una especie de casa de cultura para ellos, y compran en el propio economato de la factoría. Hoy ya no suena la bocina de Campofrío. El viejo parque Félix y nuevos espacios urbanos han ocupado su sitio. En la memoria; tres turnos de trabajo y un barrio con diversas fábricas mezcladas con su trazo urbano.
En el presente, los mismos que trabajaron tras sus puertas, descansan ahora como guerreros después de la batalla en los bancos de un parque...; mirando con nostalgia al pasado y, nerviosos por si suena una bocina que ya no existe...
1 comentario:
¿Y los chillidos de los pobres cerdos cuando eran sacrificados?
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