
Por su barra han circulado los impenitentes noctámbulos que gustaban de acabar la noche mirando a la Plaza de los Castaños. La música pinchada por los dueños giraba en un espectro que iba desde el mejor pop-rock Español, a los más siniestros y oscuros ritmos anglo-americanos. Para todos los que alguna vez pasaron por allí, va dedicado este tema tantas veces oído entre sus ochenteras paredes.