1984 TORRE CATEDRALICIA Y GALLO DE MADRUGADA... 1985 SE REPITE LA CAJA TAMBORIL...

1984 supuso un cartel en el que una de las torres de la catedral se convertía en gallo al que seguramente el autor atribuía el símbolo de la madrugada, del divertimento de una ciudad hasta llegar las primeras luces del alba.

En 1985 se reiteraba otra vez la caja tamboril con los trajes regionales como ya se había hecho en el recién pasado año 1983.


En la edición de ayer jueves de Diario de Burgos B.G.R firmaba un articulo titulado -El espíritu de la verbena-, en el desgrana las sensaciones transmitidas por público y grupo tras celebrarse la primera verbena después de 6 años en la plaza Virgen el Manzano. Hace alusiones a los formidables 80, y especialmente a AC DC, uno de los grupos señeros de aquellos años en que las verbenas eran toda una institución de fiesta y de la calle.

B.G.R
Cuando comenzaron con El Último de la Fila nadie se movía. Lo siguieron intentando con Luz Casal y su conocido Rufino, con Melendi, con Estopa y con la animada Paulina Rubio. Y no sabemos si al decir que venían desde Almería, el público se compadeció de la paliza de viaje y empezó a despegar los pies del suelo. Eso sí, tímidamente, que estamos en Burgos. Y los primeros en hacerlo, dos grupos de chicas que se habían colocado cerca del escenario para romper el frío espacio dejado al principio de la verbena entre la gente y la orquesta Liverpool, que actuaba en la plaza de Virgen del Manzano.

No hubo pasodobles, ni vals, ni boleros... nada de agarrao. Todo suelto. Pero la cosa se fue animando hasta tal punto que cuando sonó AC/DC aquello parecía un mar de brazos en alto y cabezas en movimiento. Visto el panorama que se avecinaba, algunos decidieron retirarse a casa. Pero por el contrario, otros fueron acercándose y participando del espectáculo, igual en parte porque los bares de alrededor no daban abasto a la hora de servir de bebida.


La noche era suave de temperatura y entretenida de música, ya que como decía María José, una joven que participaba de la fiesta: «Clavan las canciones». Pero, ¿quién no se sabía esos temazos? De los que allí estaban, casi todos, porque no había estribillo alguno que se resistiera. No es de extrañar. Los años 80 regresaron como si tal cosa. A nadie se le había olvidado el Nena de Loquillo o La chica de ayer de Antonio Vega. Tampoco las canciones de La Guardia, y mucho menos la de Chiquilla, de Seguridad Social, o los Inhumanos con su Qué difícil es hacer el amor en un Simca Mil, en un Simca Mil...

-EL AMBIENTE SE ANIMABA A MEDIDA QUE AVANZABA LA NOCHE. LOS 80 VOLVIERON Y EL ROCK CONQUISTÓ.-

La entrega del público fue tal que hasta los de la orquesta aseguraron en varias ocasiones lo ‘grande’ que era Burgos. Igual lo dicen siempre en todas las ciudades donde actúan, pero parecían muy sinceros y, además, conseguían que la gente saltara aún más. Hasta que llegó el colofón de la velada. Fito y los Fitipaldis o Barricada para abrir boca. Y después, Metálica y AC/DC, precisamente estos últimos actuaban esa misma noche -sábado- en Sevilla.

No sabemos si los hermanos Young se habrán enterado del homenaje que se les hizo en Burgos. Lo que está claro es que con sus canciones, interpretadas con gusto y calidad por la orquesta, animaron y de qué forma una de las noches de San Pedro.

Así que para los que aún no hayan pisado las verbenas, todavía tienen la oportunidad de hacerlo en las dos que quedan hasta que termine San Pedro, según el programa del Ayuntamiento. Mañana la orquesta Jamaica Show se subirá al escenario de la plaza de Roma; y el sábado lo hará Tandem al del Arco de Santa María. La fiesta continúa a ritmo de canciones de siempre, modernas o con más solera, que hacen mover los pies hasta al apuntador.




Muy cerca de la explanada alejada y solitaria donde se celebran los conciertos, los vecinos de Esteban Sáez de Alavarado han elegido esta curiosa y gigantesca forma de exigir la construcción de una rotonda, que les evite tener que subir a girar bastante lejos de su núcleo de vecindad para poder acceder a la Avenida de Castilla y León.


Y prácticamente al lado de los conciertos, en una parcela en construcción, bien queriendo reivindicar la nacionalidad de aquellas tierras para los que van a los conciertos y que quizá hayan pensado entre tanta grúa, tanto campo y tanta nada, que aquello es una terra nullius (tierra de nadie)..., bien animando entre paletas, cemento y ladrillos a una selección a miles de kilómetros del andamio...: Una bandera... un sentimiento y una fiesta futbolística...