DE UN TENDEDERO QUE GIRA... SOLITARIO... IMPERTURBABLE...

Ahí está... Con el derrumbe de la esquina de la Plaza de Vega ha surgido como un náufrago entre el mar de viejos ladrillos que le rodean. ¡Solo...! Impertérrito ante el ejercito de ruidosas máquinas, de frías casetas de obra y de metálicas vallas. Él que posiblemente cobijó las mejores prendas... los mejores pantalones vaqueros, las más variadas y ochenteras camisas de cachemir, y en algunas ocasiones ,"chupas" de todo tipo lavables y no lavables.

Él que ha girado con los tiempos y con el viento burgalés... Que ha visto pasar a una generación camino del Fornos, y que sabe mucho de mujeres asomadas a la ventana con una pinza en la boca, la bata y los rulos puestos. A ellas les cantó el maravilloso grupo Golpes Bajos en frases como; -tu madre baja con el cesto y saluda, seguro que ha acabado tu jersey de cotton...puedes esbozar una sonrisa blanca y pura.- -trabajo de banquero bien retribuído y tu madre con anteojos volverá a tejer-

Y es que..., al fin y al cabo, su presencia solitaria allí donde antes era tapado por la pensión Dallas, quizá signifique que son Malos tiempos para la Lírica


Pero a lo largo de la ciudad no está solo. Todavía quedan vestigios ciudadanos de antes de que la ordenanza municipal prohibiera (seguramente con acierto) su instalación "vista" en la fachada. Como estos en la trasera de la calle Vitoria...

En nuestra querida Llana de Adentro... [*]

...Sobre el pasadizo que va desde la Llana a la calle La Paloma.


Y recuerda bien...; Aquél que como una foto en blanco y negro sostenía tus camisetas de ir a los conciertos.., tu chandal azul de rayas blancas, tus camisetas del Burgos...

Un día escuché a Iñaki Gabilondo hacerle una entrevista a un Ingeniero Industrial (por blogochentaburgos pasan muchos) que se había significado por un premio en un feria europea tecnológica. El periodista le pregunto por cuál era para él el invento que, desde sus orígenes, se mantenía imperturbable porque no había nada que mejorarle..., porque era casi perfecto.

El ingeniero contestó lacónico y sin dudarlo: La pinza de la ropa....

Casi nada... Una simple y modesta pinza de la ropa... La misma que ha asido tantos de nuestros recuerdos en forma de ropas...; de modernidad y transgresión ochentera.