La Cuca, en el ecuador de la calle La Puebla, se articula como uno de los bares de más tradición junto al Marmedi entre los que, de las tertulias sobre una mesa, el café inicial y luego el copeteo hacen bandera, y además hace que conforme su propia personalidad.
Con un ambiente muy relacionado con la progresía y la cultura alternativa burgalesa, por La Cuca era habitual ver poetas, músicos, y tertulianos anónimos que buscaban alguien a quien contar sus historias.
Hoy en día con nueva gerencia, La Cuca sigue afortunadamente con su puertas abiertas (es uno de los preferidos de Elvira Rilova habitual de esta casa), con la misma decoración austera de siempre, y la autenticidad que le da el hecho de que por sus mesas y banquetas al fondo de su estrecha barra, han pasado lo mejor de los ochenteros habituales de esta calle adoquinada. ¡Larga vida a La Cuca!
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4 comentarios:
Cómo me gusta esa calle en la que, tras algunas puertas que no lo parecen, se esconden locales atractivos.
Por cierto: ayer nos estropearon la noche con sangre.
Me gusta la Cuca; con sus Superhéroes, con sus lámparas heredadas de los 70, con su parchís, con sus camareras diligentes, con las cervezas heladas. Y me gusta la Cuca sin su nombre en la puerta, que tanta confusión crea entre los allí convocados y que ofrece la conversación ideal para empezar a romper el hielo, cuando por fin logran franquear los vanos del bar y me encuentran al fondo, esperándoles con impaciencia.
Uno de mis favoritos. N obstante La Cuca sin Cuca y sin Lanas nunca sera la misma..
La Cuca (propietaria) tenía parte de la esencia natural del local, sin ella, el local parece que no tuviera alma.
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